27 julho 2006

Las críticas más crueles hacia las mujeres provienen de ellas mismas

Por Carmen Gómez

México D.F., 27 de julio (Mundo de Hoy).- Las mujeres insistimos en crearnos mala fama, cada vez que una mujer guapa recibe un piropo, un título de belleza o elogios ya sea por alguna virtud o por determinada característica física. Inmediatamente sacamos el veneno que tenemos reservado para esa precisa ocasión en que nuestra autoestima se ve amenazada.

No es posible que al siguiente día de que la boricua Zuleyka Rivera había sido designada como la mujer más bella del orbe, empezaron a publicarse comentarios acerca de que seguramente se había sometido a cirugías plásticas. Incluso sus mismas compañeras confesaron ver algo raro en ella.

¿Por qué nos cuesta tanto aceptar el triunfo de una belleza? No importa en realidad si era nuestra favorita o no, tal vez no convenció a la hora de responder las preguntas que se le hicieron en el certamen, pero la verdad es que la nueva Miss Universo es muy privilegiada físicamente.

Algunas hubiéramos preferido que Kurara Chibana, de Japón, se llevara la corona, pero ni modo, no fue así. Es completamente válido que cada quien exprese sus preferencias, para Miss Sri Lanka, la favorita era Priscila Perales, de México, lo mismo que para Miss Polonia; la francesa Alexandra Rosenfeld, apostaba por la japonesa; y Miss Georgia quería que la australiana fuera la soberana de la belleza.

Claro que con esa falsa humildad que de repente se apodera de las misses de belleza, ninguna tuvo el atrevimiento de decir ‘yo era mi favorita, yo debí haber ganado porque si es verdad que no soy tan agraciada como la ganadora, sin duda soy hermosa y estoy mejor preparada’.

Ni pensar en hacer un cometario de este tipo, el mundo sigue alabando la hipocresía, la honestidad que la sociedad demanda imperiosamente, queda vetada por esta misma que no soporta la confianza que un ser humano pueda tener en sí mismo. La muchedumbre siempre adulará a quien después de una victoria exclame ‘Nunca me lo imaginé, creo que todas somos ganadoras’.

Pero el punto aquí es que no sólo se comparten puntos de vista acerca de quiénes debieron ganar el título, sino que se lanzan misiles contra la triunfadora, que si ya se operó, que si el certamen estaba arreglado, que sin maquillaje no era tan bonita, que si es anoréxica, bla, bla, bla. No hay que olvidar que cuando Lupita Jones ganó la corona, muchos no estuvieron de acuerdo y no tardaron las habladurías.

Si esto sucede a nivel internacional, a nivel individual las cosas se ponen peor, basta que una mujer se convierta en la protagonista principal del escenario del que somos partícipes para iniciar sutilmente nuestros ataques.

Irónicamente las críticas más crueles hacia las mujeres, que tanto luchan por abrirse camino en la sociedad, provienen de las mismas mujeres. Anoréxicas, putas, gordas, golfas, falsas, ‘arañas’, ‘pláticas’, etc., son calificativos despectivos que se originaron en mentes de sexo femenino para destrozar nada más ni nada menos que al sexo femenino.

Dignifiquémonos chicas, todavía hay mujeres que de verdad fueron bendecidas por la naturaleza, hay otras que no, pero bien por ellas que han tenido la oportunidad de hacerse algunos ‘trabajitos’. Algunas no son tan guapas pero poseen tal gracia que bien merecida tienen la atención de los demás.

La mujer que reconoce la belleza y las cualidades de otra, es una verdadera mujer.

http://www.mundodehoy.com

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