19 agosto 2007

Miss Venezuela: Reinas con Costuras

El hecho de que las venezolanas ya no traigan coronas a Venezuela puede ser un sabotaje del imperio, dice Laureano Márquez (Archivo)

En todo hogar de Venezuela al menos una vez se ha visto el Miss Venezuela. Ya sea para disfrutarlo o destrozarlo, el certamen de belleza sigue penetrando a través de la televisión, medio de gran influencia en nuestra sociedad. Y es que el evento es como Lila Morillo o el presidente Hugo Chávez: pueden ser amados u odiados profundamente, pero forman parte de la cultura popular.

Mas el concurso no es el mismo de otros tiempos: ya no cuenta con el mismo respaldo del público, al menos desde 2001 sus artífices, Osmel Sousa y Joaquín Riviera, entre otros, buscan remozar el espectáculo; es más fácil que el venezolano promedio recuerde a Maritza Sayalero o a Bárbara Palacios, que a las últimas misses; las venezolanas ya no traen coronas que enaltezcan el orgullo nacional, en fin, el Miss Venezuela parece está en crisis.

Cuando queda poco tiempo para una nueva edición del certamen, una caricaturista, una escritora, un humorista y un sociólogo dan sus puntos de vista sobre el fenómeno de masas.

Tulio Hernández, el sociólogo, recuerda que el Miss Venezuela no inventó el agua tibia. "Se ha producido una continuidad entre valores populares nacionales y la manera como éstos han sido elaborados por las industrias culturales locales", dice. Hernández agrega que mucho antes del certamen, estuvo la elección de la Reina del Beisbol, en los años 40, la tradición de las madrinas en los colegios y las famosas soberanas de los carnavales.

No hay que olvidar que el Miss Venezuela ha utilizado a la pantalla chica como portaaviones. Para Hernández, en Venezuela y Brasil la televisión ha tenido una enorme influencia, "en nuestro país el verdadero Ministerio de la Cultura han sido Venevisión y RCTV".

El sociólogo no se explica por qué ya las venezolanas no traen coronas de los concursos globales, pero intuye que para el certamen es más importante mantener el imaginario internacional donde Venezuela es igual a "El país de las mujeres bellas", que responder a las necesidades locales. "Yo ni siquiera me acuerdo de la última Miss, el concurso se hizo repetitivo, predecible... el ser Miss se ha convertido simplemente en un peldaño para las mujeres".

Dictadura de la belleza

Para la caricaturista de El Universal, Rayma Suprani, la decadencia del Miss Venezuela radica en sus patrones estéticos, patrones instaurados por Osmel Sousa, a quien considera un dictador. "Todo venezolano ha visto el Miss Venezuela, desde que naces te están diciendo que vas a ser Miss, es una iconografía muy particular", comenta quien considera que el evento se ha incrustado en un sitial muy particular, que cataloga como "religioso-folclórico-kitsch".

Para Rayma, la sociedad venezolana es muy superficial y ha aceptado este concurso donde hay un trato "injusto" hacia la mujer. "Estas niñas deben someterse a presiones físicas y psicológicas, entrar en el carril de Osmel Sousa, que es un dictador".

Tulio Hernández no descarta esta tesis dado que, a su juicio, "Venezuela es muy caudillista y personalista, es poco institucionalista, y esa es una de nuestras debilidades".

Para Rayma es muy difícil acabar con la "dictadura" del llamado "Zar de la Belleza", "mientras tenga seguidores". Percibe la estética impuesta por Sousa como "kitsch y poco espontánea". "No es que le enseñan a las muchachas, sino que las cambian", señala.

La caricaturista no descarta que esa sea la razón de la crisis del Miss Venezuela. "El mundo va hacia la naturalidad, la aceptación del individuo, la perfección es la negación a lo que somos. La mujer perfecta no tiene orgasmo".

Fuente de buenas noticias

La escritora Ana Teresa Torres aborrece al Miss Venezuela. Ni en el supuesto caso de que la invitaran a ser jurado o asesora, aceptaría avalar un espacio donde la mujer es un poco más que un maniquí para exhibir las creaciones de diseñadores.

Recientemente escribió Historias del continente oscuro. Ensayo sobre la condición femenina, y entre los temas que toca está el del canon de belleza, que "se refiere a que la mujer en general tiende a ser evaluada por su belleza física, la crítica la condiciona a ser objeto de belleza y juventud y se dejan de lado sus logros en todos los ámbitos".

Para la escritora, la razón por la cual el Miss Venezuela ha tenido tanta aceptación durante su historia, es "porque ha sido un evento en el cual Venezuela ha triunfado, las misses venezolanas han ganado en el extranjero y eso produce alegría y orgullo nacional. Antes de las misses, Venezuela era un país poco conocido en el exterior".

Sabotaje del imperio

Laureano Márquez está tan orgulloso del Miss Venezuela que hasta daría las riendas del país a Osmel Sousa. Para el humorista, es sospechoso que ya las misses no traigan coronas internacionales a Venezuela. "Esa debe ser una confabulación del imperio norteamericano que pretende acabar con una de las mejores cosas que tenemos", asegura.

"Hubo una coincidencia cósmica para que nosotros tuviéramos las mujeres más bellas del mundo", agrega Márquez, quien no descarta que como toda empresa exitosa, sea estatizada. Así pues, habría un Miss Venezuela con desfiles endógenos en guayuco, en traje militar y otros con nombres bolivarianos como "Fantasía de la empanada" y "Media luna de casabe". Las preguntas a las misses cambiarían revolucionariamente: "¿Cuántos motores tiene el proceso?", sería una.

Laureano Márquez no haría sugerencia alguna al Miss Venezuela, "es una de las cosas más serias y decentes que tenemos". Rayma piensa que aún sin el padre del monstruo, el certamen podría seguir. Tulio Hernández no cree que desaparezca el concurso, ya que "Venevisión vende más publicidad". "Mientras exista el capitalismo existirá el Miss Venezuela", finaliza.

http://www.eluniversal.com

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