 Susana Gonzalez |
Cuando se trata de proporcionar información financiera a los medios, las fuentes que generan noticia en el ámbito del espectáculo nacional, son generalmente muy cerradas.
No les gusta hablar de costos, presupuestos ni inversiones. Cualquiera pudiera pensar que de esta manera se blindan ante la posibilidad de una arremetida del Seniat, siempre celoso de llevarse su tajada del porcentaje impositivo que generan esos eventos, llámense telenovelas, conciertos, reality shows, mega ceremonias especiales, etc.
Pero fíjense ustedes qué paradoja, mientras aquí generalmente no se quiere hablar de costos, con la prensa extranjera existe otra actitud. Es lo que acaba de ocurrir con el recién finalizado certamen de Miss Venezuela.
A través de ¿Dónde estás corazón?, el programa televisivo español más famoso dedicado a ventilar los chismes –allá le dicen cotilleo dedicados a los ricos y famosos, me enteré que la edición de este año para elegir a "la máxima representante de la belleza nacional", costó nada más y nada menos que 3.000.000 de dólares; es decir, 6.441.900 bolívares fuertes, al cambio oficial, que sumarían mucho más, en el caso de que esa cuantiosa inversión no haya recibido dólares preferenciales, que es lo más seguro, tratándose de un rubro que, de acuerdo a la óptica roja-rojita, de "preferencial" no tiene nada.
CHISMES VAN Y VIENEN
A sabiendas de que, como parte del jurado del Miss Venezuela, había venido María Patiño, una de las integrantes del equipo de chismosos de ¿Dónde estás corazón?, me dediqué el viernes pasado, a través de la señal internacional de Antena 3, a esperar pacientemente hasta casi la culminación del programa, cuando la susodicha finalmente, y luego de varios anuncios en el transcurso del kilométrico espacio, que dura casi cuatro horas, apareció con sus "revelaciones" sobre el certamen.
Pasaron casi tres horas antes de que la Patiño presentara su informe, por lo que tuve que sufrir previamente una entrevista con la hermana del fallecido torero Paquirri, emprendiéndola contra su viuda, la tonadillera Isabel Pantoja, uno de los personajes preferidos de los chismosos mediáticos de la madre patria, que no se cansan de crucificarla o de ensalzarla en sus programas, registrando todos y cada uno de los episodios que tienen que ver con su azarosa vida.
Cuando ya le habían exprimido todo el jugo a este caso, le tocó el turno al recién anunciado divorcio de la Infanta Elena con Jaime de Marichalar.
Los expertos chismográficos de ¿Dón de está corazón? en sus "análisis y proyecciones" sobre el asunto, revelaron que Marichalar había contratado los servicios de Concha Sierra -una litigante que se las trae, que ha acreditado su fama de dura e inflexible en decenas de rupturas multimillonariaspara que tramite su divorcio de la hija primogénita del rey Juan Carlos.
Y así, escuchamos también los por- menores de cómo va la repartición de la peleada herencia de la cantante Rocío Jurado, así como del romance de la octogenaria Duquesa de Alba con un joven bastante menor que ella, por lo que es fácil suponer, según los reyes del cotilleo, que el amor no es precisamente lo que rige en este insólito empate.
PAN Y CIRCO VENEZOLANO
Y al fin -¡tata ta tán!-, el reportaje esperado: el de María Patiño sobre el Miss Venezuela 2008. Primer golpe de efecto: la periodista salió ataviada con el traje de gala que lució en el momento en que se desempeñó como jurado del certamen, una creación de Alberto de Castro, "diseñador de Margarita Vargas, esposa de Alfonso de Borbón", según reveló.
Luego, la reportera habló de los tres millones de dólares que costó la gala del Miss Venezuela, "un certamen que tiene un gran poder político y económico". Luego se explayó en hablar del entrenamiento y disciplina casi militar de las misses, para luego rematar: "Toda mujer venezolana sueña con ser Miss Venezuela".
No contenta con eso, mencionó a las 13.700 personas presentes en el Poliedro la noche de la elección, como para remarcar la importancia que los venezolanos le dan al certamen. "Allí hay gente que no tiene para comer, pero el Miss Venezuela no se lo pierden", fue otra de sus frases inusitadas.
No faltaron las entrevistas, en la quinta Miss Venezuela, con el profesor de oratoria de las candidatas; con Giselle Reyes, entrenadora de pasarela, un breve diálogo con Veruzka Ramírez, Miss Venezuela 1997, quien le declaró que antes de concursar "era una muchacha de servicio" y, por supuesto, con Osmel Sousa, impertérrito, como siempre, al afirmarle que una de las mejores herramientas para embellecer a sus chicas es el bisturí. En medio de todo esto, lo previsible: la Patiño no pudo ceder a la tentación de salir en una imagen con la corona de Miss Venezuela ceñida sobre su rubia cabellera.
Otros chismólogos de ¿Dónde estás corazón? aportaron igualmente lo suyo con frases como: "El futuro de la mujer venezolana es pasar por este concurso para poder casarse bien, estudiar una carrera o hacerse famosa". "Es la empresa más rentable de Venezuela". "Osmel es el mercenario de la belleza". "Impresiona ver cómo se entretiene un pueblo que la está pasando tan mal; es como pan y circo".
En su pintoresco relato, la Patiño mencionó una de las preguntas que le hizo a Osmel durante la serie de encuentros que tuvo con él: "Si yo fuese aspirante al Miss Venezuela, ¿qué me cambiarías". A lo que éste, tras detallarla someramente, le dijo: "las tetas y los dientes". ¿Y saben qué?, pues como era muy difícil hacerse las lolas, por el corto tiempo que estuvo en Caracas, apenas había chance de practicarse el retoque dental que le propuso el llamado "Zar de la belleza". "Ahora puedo reír más ampliamente", expresó la periodista. Y quizás morder también con más fruición a sus víctimas a la hora de descuartizarlas vía TV. El Mundo
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