18 fevereiro 2007

Ex Miss y madre en la vida

Ex Miss y madre en la vida
FEDERICO MARÍN BELLÓN
EFE
Ángela Bustillo, con su hijo de dos años, que le ha costado la corona de Miss


Se sabe de misses despedidas por engordar, por desnudarse donde no deben, por haberse operado algo más que las amígdalas e incluso por entregarse a la bebida (por entregarse a los miembros del jurado, en cambio, ha habido casos en los que sumaban puntos). El magnate Donald Trump protagonizó una de las polémicas más célebres el pasado mes de diciembre cuando indultó a Tara Conner, quien ya daba por marchitada su corona de Miss EE.UU., que le querían quitar debido a su vida disoluta. Y ya se sabe lo malas que son las palabras que acaban así. El pecado de Ángela Bustillo, Miss Cantabria por unos días, es haber concebido un retoño, que pronto cumplirá tres añitos. La criatura le dará muchas alegrías, pero de momento le ha hecho perder el título y olvidarse del asalto a Miss España.
Pero Ángela -22 años y 1,72 metros de estatura- ha decidido no rendirse e impugnar las bases del concurso, que no se tambaleaba de ese modo desde que uno de sus impulsores tuvo que pedir a voces la comparecencia del notario, en directo para toda España. Por lo visto, el reglamento nacional, que también rige en las fases regionales, exige a las aspirantes «no haber tenido descendencia ni hallarse en estado de gestación». No se aclara si dicho estado (han tenido el buen gusto de no poner «de buena esperanza») cuenta desde el primer minuto, porque podría ocurrir que no se descubriera el «pastel» hasta pasados unos meses. Lo más escandaloso de la cláusula es que excluye a las madres, pero no a los padres. El artículo 7.4 del certamen estipula que a los varones dicha circunstancia «no les supone cambios físicos sustanciales que impidan el desempeño de las funciones habituales de una miss o un míster, tales como viajes, pasarelas y desfiles». Ni Torrente se habría explicado mejor.
El caso es que Ángela se presentaba este año por cuarta vez a Miss Cantabria. Aun admitiendo el anacrónico reglamento, es culpa de la organización. Si la hubieran elegido a la primera... Ella admite que conocía el artículo, pero según declaró a Efe le parecía «tan sumamente absurdo» que pensó: «Esto será algo de los años setenta y todavía no lo han arreglado, no lo han adecuado a los tiempos que vivimos ahora». Su abogada ya ha requerido a la empresa organizadora (tiene el divertido nombre de Propulsora Montañesa) que devuelva el título a su cliente. La compañía, lejos de responder, ha difundido el nombre de la sustituta (¡qué papel el suyo!). «Sé que a Miss España no voy», lamenta Ángela Bustillo, «lo tengo más que asumido, pero quiero que esa norma denigrante desaparezca». «Para mí esta era una oportunidad y me la han quitado, Pienso llegar hasta el final».

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